En primavera unos amigos me hicieron un encargo muy especial: pintar un mural en su cocina. Para mi fue especial porque son dos personas que me han apoyado desde que empecé a pintar (más o menos hace 25 años) y que me dijesen para decorar un trozo de su “oasis” para mi significó mucho. El paraje en el que se encuentra ubicada la casa invita a crear, relajarse, disfrutar y fue un lujo poder aportar mi granito de arena y formar parte de ese entorno que han creado. Por eso, antes de enseñar fotos y de explicar un poco el proceso, quería agradecer a Begoña y a Eugenio no sólo la oportunidad que me han dado de seguir creando sino todo el apoyo y el cariño que me han brindado a lo largo de estos años, muchas gracias.
En un principio, cuando hablaron conmigo, estaban pensando en realizar una ampliación de una imagen que tomaron de unas cuevas en un viaje que hicieron a Estados Unidos pero después de sopesar los pros y los contras de tener una fotografía en una cocina con los humos, calores, etc… pues llegamos a la conclusión de que un mural podría quedar muy bien y como yo ya había hecho unos cuantos pues me animé con este.
La experiencia me resultó no sólo muy divertida sino también un reto porque aunque ya he pintado murales antes y de tamaños considerables nunca me había enfrentado a la creación de uno cuya pared no es continua sino que está separada por una campana extractora. El primer obstáculo vino con dicha campana y con la idea de dar y lograr continuidad a la imagen desde una esquina a otra. Una vez conseguido eso, la verdad es que, las cosas fueron más rodadas pero también hubo algún que otro momento en el que las formas y las líneas sinuosas de la cueva (que ya no era una cueva sino mi idea de ella) no acababan de convencerme o no tenían la fuerza que buscábamos. Por lo tanto, cambiaba, rehacía y volvía a cambiar y, tras muchas capas y muchas miradas con colmillo retorcido, puedo decir que me siento orgullosa del resultado y de como ha cambiado la cocina. Podéis juzgar vosotros si el cambio es tal y si os gusta.
Los dueños quedaron muy contentos con el resultado y a mi me dieron la oportunidad de volver a pintar un mural que hacía casi dos años que no pintaba uno.
Excelente texto, muito esclarecedor,aproveitei para aprender mais.Eu já fiz esse curso e o assentamento foi maravilhoso, e posso dizer que aprendi mais sobre umbanda em um dia, do que em alguns meses dentro do terreiro.Eu recomendo.Um bem haja ao Pai Heldney e ao Pai Santiago
LikeLike