“La pasión de Camille Claudel”, dirigida por Bruno Nuytten, es una película biográfica sobre la vida de la escultora Camille Claudel y como fue su auge y su caída. Musa de Auguste Rodin, se enamoró perdidamente de él. La peícula es un viaje hacia la locura en proporciones titánicas.
Camille sintió desde niña una gran pasión por el arte y, en especial, por la escultura. Dedica sus días y noches a su pasión, la escultura. Con el apoyo de su padre y su hermano Paul (escritor y dramaturgo), sueña con entrar en el estudio del maestro Auguste Rodin. Después de demostrar su talento y determinación de trabajar con él, es contratada como aprendiz junto a su amiga Jessie. Camille rápidamente se enamora perdidamente de su maestro y se convierte en su amante y musa.
Se centra en la lucha interior de la artista y en su relación con Rodin. La actriz borda el papel, en cada plano se deja la piel y lo da todo y, es gracias a esa interpretación visceral que te toca, te llega esa lucha interior a la que está sometida la artista. Ves sufrir a Camille, sabes que aún le queda mucho por lo que sufrir y sientes pena por ella, sufres con ella a o largo de todo el largometraje. Hay momentos en los que la lucha entre egos (el de Rodin y el de Camille) se palpa y traspasa la pantalla. Depardieu y Adjani representan perfectamente esa lucha de ella por destacar en un mundo del arte reservado sobre todo a hombres y la de él por ser reconocido, por su ansia de fama.
Se sitúa en a Belle Époque, un momento de cambios, de agitación social y cultural. Grandes artistas, científicos y pensadores se daban cita en París. Nombres como Gauguin, Renoir, Monet,Victor Hugo, Debussy,… estaban en boca de todos. Y ahí en medio de todo surge la figura de una jovencita enamorada de la escultura y empecinada en entrar en el círculo más cercano de Rodin. Acaba consiguiéndolo y convirtiéndose en su musa y su amante. Esa relación tormentosa se plasma a la perfección en la pantalla, ella a lo largo de la película se va transformando hasta convertirse en una caricatura de sí misma, histriónica y borracha. Escenas de luces y sombras en las que la pasión descarnada es las envuelve y los diálogos los que acaban de oscurecerlas:
“- Yo esculpo la vida, no la muerte – aclara Rodin a su musa
– Tú desprecias la vida. Buscas el dolor y te emborrachas de él- replica una desquiciada Camille”
Diálogos como este se suceden uno tras otro entre ambos genios para acabar de rematar la cordura de Camille. La película homenaje el mundo de la escultura deleitándose en los sonidos del cincel y el martillo, transportando al espectador a la época y a los talleres. Es una película hecha para los sentidos. Los caracteres de los personajes están perfectamente dibujados e interpretados de manera magistral. En definitiva, si tenéis la oportunidad de verla os la recomiendo porque es una película que muestra perfectamente la dificultad de una mujer en esa época para convertirse en artista y no estar tan encorsetada, los tormentos que padeció por ello Camille y nos da una visión perfecta de como fue su historia con Rodin. La verdad es que me sorprendió mucho y la disfrute.
La película está basada en el libro que escribió la nieta de Paul Claudel (hermano de Camille), Reine-Merie Paris. En 1989 tuvo dos nominaciones a los Oscar, como Mejor película extranjera y como Mejor actriz para Isabelle Adjani. También fue nominada a Mejor película de habla no inglesa en los Globos de Oro y en el Festival de Berlín de ese año Isabel Adjani se llevó el Oso de Plata como Mejor actriz por su brillante interpretación de Camille. Al igual que se llevó el Cesar (los premios más prestigiosos de Francia) a la Mejor actriz y en esa ocasión también ganó el Cesar a la Mejor película.
Camille Claudel (1988)
Francia
Director: Bruno Nuytten
Guión: Bruno Nuyttern & Marilyn Goldin
Reparto: Isabelle Adjani, Gerard Depardieu, Alain Cuny, Madeleine Robinson, Roger Planchon, Phillipe Clévenot